Evangelio del martes de la semana XXXII del Tiempo Ordinario 2024

Lc 17, 7-10

En aquel tiempo, dijo Jesús:
—Si alguno de ustedes tiene un criado que está arando la tierra o cuidando el ganado, ¿acaso le dice cuando regresa del campo:
«Ven acá, siéntate ahora mismo a cenar»?
¿No le dirá, más bien:
«Prepárame la cena y encárgate de servirme mientras como y bebo, y después podrás comer tú»?
Y tampoco tiene por qué darle las gracias al criado por haber hecho lo que se le había ordenado. Pues así, también ustedes, cuando hayan hecho todo lo que Dios les ha mandado, digan:
«Somos siervos inútiles; hemos hecho lo que debíamos hacer»

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El tema del servicio, como es obvio, corresponde a los apóstoles, pero en última instancia se dirige a todo cristiano. El Concilio Vaticano II ha restituido a todos el deber concreto de hacerse siervos en la Iglesia y en el mundo para bien de los hermanos. Se trata de una tarea que deriva de la gracia del bautismo, que hace nacer en cada uno de nosotros el derecho-deber de interesarnos por el bienestar de los hermanos, en virtud de la gracia que hemos recibido. 
Lo que dice Jesús a los apóstoles lo atribuye Lucas también a María de Nazaret. En efecto, en el relato del anuncio en el que el ángel le abre a María la perspectiva de una extraordinaria maternidad, le responde ésta: «Aquí está la esclava del Señor» (Lc 1,38). Un poco más adelante, en su gran oración de alabanza y de agradecimiento, exclama María: «Ha mirado la humildad de su sierva [literalmente, “esclava”]» (Lc 1,48). También Pablo, en la Carta a los Filipenses, dice de Cristo: «Tomó la condición de esclavo y se hizo semejante a los hombres. Y en su condición de hombre, se humilló a sí mismo [literalmente, “se rebajó a sí mismo”]» (2,7b.8): nos encontramos constantemente frente a las mismas expresiones, que no por casualidad aparecen en los escritos de Pablo y de Lucas, su discípulo. 
La actualidad de este mensaje no necesita ulteriores precisiones: hoy, en efecto, no es raro ver a personas que quieren ser útiles a los demás, sin considerarse, no obstante, «inútiles» ante Dios. Sucede que con bastante frecuencia encontramos a personas que desean servir a los demás, pero tal vez les falta la voluntad de adoptar este método evangélico del servicio a los otros empapado de verdadera caridad, de absoluta gratuidad y de profunda humildad.

Josafat

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